MOSTAZA A LA ANTIGUA
Cuando vi la mostaza a la antigua marca Maille, imaginé que estaba hecha de semillas de mostaza enteras y que llevarían vinagre y algunas especias, y que podría hacerla en casa. Compré en el HEB las semillas, las probé y no me supieron a nada. Descubrí que el sabor y lo picante de la mostaza surge cuando las semillas son procesadas, pues en realidad no existe sin ser combinada con otros ingredientes. También descubrí que es muy fácil de elaborar, pues no hay más que combinar los ingredientes.
Su uso puede ir desde una salsa para acompañar, por ejemplo, hamburguesas y hot dogs. Puede usarse como aliño para ensaladas o para marinar carnes.
La mostaza existe desde hace más de 3000 años y Pitágoras decía que agudizaba la inteligencia. En sí, de entre la variedad de semillas que hay de mostaza, solo 3 son las que tienen interés gastronómico, la silvestre que se usa en salmuera, la amarilla que es la que más utilizamos, y la negra, que es la más potente.
INGREDIENTES
semillas de mostaza
vinagre
agua
azúcar
sal
cúrcuma (azafrán mexicano)
Sugerencia en gramos
50 g de semillas de mostaza
75 ml de vinagre de vino blanco
50 ml de agua
1 cucharada de panela (o azúcar moreno)
1/2 cucharadita de sal
1 cucharadita de cúrcuma
PREPARACIÓN
Mezcla todos los ingredientes en un recipiente y lo guardas en el refrigerador durante unos 3 días para que las semillas absorban los ingredientes.
Lo que hice de buenas a primeras fue experimentar. Mezclé el vinagre con las semillas, pero como no le había puesto suficiente, le agregué más, y de hecho, con ello me acabé lo que restaba del galón de vinagre que había comprado antes de que iniciara la pandemia. Le puse vinagre de manzana, y la semilla seguía absorbiendo, le agregué algo de agua. Y como por lo general este producto va con ingredientes salados, le puse algo de sal y una pizca de azúcar. Para que se viera amarilla le agregué cúrcuma, esa raíz que podemos encontrar en los supermercados y que le dicen azafrán mexicano.
La dejé prácticamente entera, pero puedes martajarla un poco, o molerla en un procesador para hacerla tal cual la conocemos. De ahí en adelante, puedes experimentar agregando especias, y usarla en infinidad de platillos.
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